lunes, 27 de abril de 2015

Antesala de lo que será la crónica de Mapoma 2015

Juntos hasta la Meta Alex y yo

Antesala de lo que será una crónica. Empiezo por el final del día de ayer...

Pido disculpas por no aparecer en Facebook ni para dar un mínimo flash de cómo me fue en Mapoma. Después de comer, me quedé dormido como un bebé. Con la medalla en una mano, el móvil en la otra, y una sonrisa de felicidad de oreja a oreja. Intenté poneros algo pero fue imposible. Incapaz de darle a una tecla. Nada más que para hacer una foto de cómo me encontraba en ese momento. Véase la foto.

Piernas en alto.
Duchado, comido y con ropa seca.
 Placer total.

Eso fue lo último que recuerdo. Ya por la noche, contacte con amigos en Twitter, pero se hizo una hora en que lo mejor era acostarse.


Ayer viví una de las vivencias (valga la redundancia) más hermosas y bonitas de toda mi vida. Incluyendo en ella no sólo la carrera, sino los momentos previos degustando la calidad humana de tan buena gente como conozco en esta afición.

En lo deportivo, decir que perseguía un sueño y lo conseguí. Quería acercarme en lo más posible a las 4.30. Todo lo más, quería que fuera mi mejor Mapoma de los cuatro disputados hasta la fecha. Y lo conseguí. 4:39. Mi mejor Mapoma hasta la fecha. Nada menos que 23 minutos mejor que en 2013.



Conseguí cosas increíbles para mí. Cosas que desconocía que podía hacer. Cosas que me han hecho ver que he crecido aunque sólo sea un poquito como corredor y como fondista. En resumen, como maratoniano que es lo que más me apasiona. Fue algo así como ver naves ardiendo más allá de Orión.
Segundos antes de saltar a la arena

Pero vaya por delante, que nada, absolutamente nada de lo que hice ayer, lo conseguí ni lo hice solo. Ni desde dentro, ni desde fuera. Desde dentro, con la impagable compañía durante toda la carrera de Alex Callado, amigo llegado desde Barcelona a quien desde ya considero como un hermano, y a quien conocí en Twitter hace apenas unos meses, Alguien capaz de hacer un Maratón en 3:40 -3:45 y que se ofreció a acompañarme y apoyarme en esta prueba de salida a meta. Alex, tu apoyo, fundamental. Te debo una.

Al igual que yo, su cuarto Maratón

Y desde fuera, con los ánimos, el aliento, y los gritos en distintos puntos del recorrido de cuantos tuvieron el valor de aguantar el chaparrón del día que hizo ayer. Para mí, los verdaderos héroes del día. Encomiable ese esfuerzo. Mi agradecimiento y reconocimiento para todos ellos. Miedo me da nombrar por olvidar a alguien. Particularmente lo iré haciendo, eso sí. Es lo mínimo.



Y por último de momento...
¡¡La niña bonita!!

He decir, que este anticipo de crónica, es promesa debida a Teresa - Tecolinha - Ese ser de luz indescriptible que estuvo allí en todo momento por todas partes, con su sonrisa, su positivismo, sus fotos, sus gritos de aliento y sus plátanos. Emocionándonos a Alex y a mí.

lunes, 20 de abril de 2015

De cara a Mapoma 2015 - En el abismo


Y aquí me encuentro... pensativo y frente al abismo de los diez días más o menos, que me separan de mi querido Maratón Popular de Madrid 2015.

Habiendo estado parado los últimos diez días por una semana de trabajo nocturno que ha hecho pedazos la continuidad de unos entrenamientos, que tampoco es que hayan destacado mucho y que no se pueden considerar como algo que forme parte de lo que se podría considerar un "plan de entrenamiento" al uso, veo con incertidumbre el desarrollo de este Maratón. A fuerza de ser sincero, lo veo bastante comprometido. Imposible, no. Nunca. Pero bastante comprometido, sí.

Marcas en el asfalto de Madrid que
ya se van dejando ver del recorrido
de Mapoma 2015.

Me las prometía yo muy felices esta semana de trabajo nocturno pensando que sería capaz de sacar tiempo durante el día para mis sesiones de rodaje o de gimnasio. Muy por el contrario, ha sido el cuerpo quien ha mandado. Y yo no he tenido más remedio que escucharle. No me ha quedado otra opción que hacerle caso y atender sus peticiones de horas mínimas de sueño. Un sueño cambiado y vivir al revés, durmiendo mientras los demás viven y trabajar mientras los demás duermen, no es fácil de llevar.

El caso ha sido que ni atendiendo esa cuota mínima de horas de sueño, el cuerpo ha estado para fiestas, ni para esfuerzos físicos. No ha habido manera. He visto pasar un día tras otro, sin encontrar hueco para otra cosa que para ver llegar la hora de entrar de nuevo a trabajar a las 18:30 y siempre con la esperanza de que quizá al día siguiente... tal vez pudiera... Pero no. Aun durmiendo lo suficiente para aguantar mi turno nocturno, no había para más. He sentido una losa muy grande encima mío día tras día. Un cuerpo muy pesado y unas piernas que no daban para más allá de un ligero paseo.

Sólo queda una cosa: seguir adelante. Nada diferente ni peor que lo que le pasa a la mayoría. ¿O no?

martes, 7 de abril de 2015

Nota suelta y obligada.



Llevaba al menos seis meses sin escribir nada por aquí. Y en los últimos años, no es que me haya prodigado mucho.

Echar un vistazo a la entrada de ayer y encontrarme las visitas que he tenido, es para algo más que dar las gracias. No lo esperaba. Iba a usar este Blog como diario personal. Como libro de bitácora para anotar lo que me queda hasta llegar a este Mapoma 2015 que es mi más inmediato objetivo.

Sinceramente, no esperaba ya que lo leyera nadie. Pero esto, esto es para algo más que para estar agradecido. Esto me demuestra que pase el tiempo que pase, los lazos permanecen. Y gratifica mucho.

De bien nacido es ser agradecido. Así que, Teresa –Tecolinha, Tania, Juana, Contador de Kilómetros – Manuel -, Halfon – Alfonso, Alex - NENIKÉKAMEN, Manuel Moreno Villares, Claudio Matos… Muchísimas gracias a todos. Gracias por estar ahí. Devolveré visita con creces y de forma habitual, porque… esta vez… vuelvo para quedarme. Esto, es como un regreso a los orígenes. Y los orígenes, nunca hay que olvidarlos.

También quiero agradecer un comentario de la entrada anterior. Un lector anónimo me dejó un 12 de Noviembre lo siguiente :

""Me alegra saber que sigues por aquí. Por mi parte vuelvo a correr y ayuda mucho ver que la gente en la que te has apoyado (aunque no la conozcas) sigue ahí.""

Sí amigo, sigo aquí. Y aquí me quedo. También me gustaría saber quién eres. En todo caso, muchas gracias. Espero que sigas con la afición. Un saludo. Que alguien anónimo se tome la molestia de dejarte unas palabras así, le hace sentirse a uno en deuda. Gracias.

lunes, 6 de abril de 2015

Entrenando en la Tapia de la Casa de Campo / Camino a Mapoma 2015


Comenzó el "mes Mapoma" por excelencia...

El 15 de Enero, hice mi primera Tapia de la CdC en solitario. Salpicada de parones, titubeos por falta de fuerzas – o por no saber dosificarlas adecuadamente -, y de seguridad en los momentos claves y por desorientación, empleé 1h 54m para cubrir 15 Klms a una media de 7:36.
Ayer 30 de Marzo, empleé 1h 49m para cubrir 16.7 Klms a una media de 6:32. Sin ser algo para tirar cohetes, la ecuación “más distancia en menos tiempo”, consuela y satisface mucho. Y tratándose de un terreno tan irregular como es el de la Casa de Campo, con sus trampas y sus recovecos, más todavía. Conseguirlo es algo que deja un buen sabor de boca.

Cosas que piensa uno mientras corre…

Tengo tres motores que me mueven. Uno, la gran cantidad de amig@s por l@s que uno se siente tan apoyado y arropado. Dos, el afán de superación, que antes llamaba competitividad. Ahora es otra cosa. Ahora simplemente lo transformo en un grado de concentración en cada zancada y en cada momento del recorrido. Analizo más el suelo que piso que voy a pisar sobre la marcha. Esto me hace tener en todo momento la máxima atención en cada paso que doy, y degustando cada sensación que voy teniendo.  Sin olvidarme de disfrutar como principal objetivo, según me desplazo, intento sacar el máximo partido de cada paso que doy. Hasta ahora, iba más a lo loco y pensando sólo en hacerlo más y más rápido vez tras vez.

Ahora me lo tomo con más calma. Cuando tengo que “darle”, le “doy”. Sea a la hora de hacer series o a la hora de hacer rodajes progresivos, me aplico al máximo que puedo dar.

Por último, mi tercer motor, es la zancada en la que llevo semanas trabajando y que tan buenos resultados me está dando. Una zancada eficaz a medio camino entre no muy lenta y no muy rápida que me permite llevar un ritmo muy fluido y constante. Es la zancada con la que hice la Tapia de ayer. Pocos sitios tan buenos como ese para darme cuenta de su eficacia.


Soy “seisminutero” por excelencia. Es algo que no me canso de decir. Pero… pero soy feliz con esos  5:30 momentáneos que me veo alcanzar en ocasiones sin que me supongan un esfuerzo extra. En ocasiones, incluso menos. Es entonces cuando pienso: “si voy bien así, ¿por qué voy a cambiar el paso? Veamos lo que aguanto.”  Y me siento volar… Me siento ligero… Siento que de vez en vez, llego más y más lejos en mejores condiciones.  Y disfruto de los momentos en que compruebo que recupero mejor tras salvar cualquier escollo que me presente el camino; una cuesta dura, una subida prolongada…  Y no hace falta que el terreno sea descendente para esto. Son las rectas llanas y largas en las que aprovecho ese ritmo. Rectas larguísimas que antes veía como aburridas e interminables y que a fuerza de hacer series, veo cada vez más cortas y con mejores ojos.  Estas piernecillas que tengo, se recargan  de energía con facilidad, pero porque mi mente las ayuda también mejor que nunca. “Pensando en Maratón” mi cabeza se hace más y más fuerte.

Pero no me dejo llevar por la locura que supone para mí mantenerlos mucho tiempo. Sé muy bien las consecuencias que tiene a la larga si lo que quiero hacer es una larga distancia. La sensación de quedarse sin combustible es desagradable y te cambia la sonrisa,  el gesto de la cara y… el buen humor para buena parte del resto del día. Lo sabemos bien.

¡Cordura, cordura! Hay que mantener la cordura. Jugar de la mejor forma con las cartas de las que uno dispone.  Resistencia,  buena respiración y concentración son las mías. ¡Pues a jugar con ellas!

Y así voy. Quemando etapas. Acercándome poco a poco a ese Mapoma 2015 para el que ya sólo faltan tres semanas, y que parecía tan lejano. Tres semanas… Eso en términos de corredores… ¡no es nada! Hasta se podría decir que son horas.