Un entrenamiento para recordar.El Martes tuve que ver algo muy desagradable. ¡Anda que empiezo bien! Pero es cierto. Tuve que ver a primera hora de la mañana una pelea entre dos damas. Y no fue una pelea cualquiera, no. Fue descarnada y cruenta. Una pelea entre damas nunca es grata de ver y a mí me tocó hacerlo. Y yo allí en medio sin poder hacer nada. Además poco iba poder hacer de haber querido porque acababa de salir de trabajar a las 6: 30 de la mañana y no estaba yo precisamente para meterme en peleas
¿Nombres? Pues sí, sé los nombres de esas damas. Una se llama Pereza y la otra Voluntad. Y allí estaban las dos tirándose de los pelos al llegar yo a casa.
El caso es que el GGM había cambiado la hora de la cita semanal de las 19:30 habituales a las 9:00 de la mañana por ser festivo. Y yo en casa con mi Cola Cao con magdalenas y pensando: “¿Voy? ¿No voy?” Oía cómo Pereza decía que me fuera a la cama a refugiarme bajo el edredón, que era como mejor se estaba después de trabajar de noche. Y Voluntad decía que no. Que si me había comprometido a acudir a la cita, lo correcto era que me presentara. Que sí, que no, que sí… Y al final fue que sí. Hice un poco de tiempo entreteniéndome en otras cosas a falta de un perro al que pasear, y esperé a que dieran las nueve menos diez para salir de casa.
Como habéis adivinado, el último tirón de pelo de Voluntad, fue más fuerte que el de Pereza. Me presenté puntual en Pavones a las 9:00 de la mañana. Un trote que no llega al kilómetro y Voluntad se impuso de nuevo a Pereza. Estaba entonado y como nuevo. Como si me hubieran reseteado. Eso era lo que me hacía falta.
Voluntad, había vencido definitivamente.
Nos reunimos cuatro a las 9:00. Kike, FyH, Fernando y yo. El plan era trotar media hora para volver a Pavones y recoger al segundo grupo que vendría a las 9:30. Mi plan era hacer 55’ a <155px’. Y dentro de ese plan estaba la idea de tratar de aguantar al GGM que iba con intenciones de no hacer una sesión excesivamente exigente. Me venía bien para ponerme a prueba. Hacía casi dos meses de mi última intentona de acompañarles. Era fácil. En el momento que viera que no podía, o que mi pulso se pasaba en exceso del rango, me descolgaría y terminaría mi sesión en solitario.
La última vez, en Septiembre, aguanté unos 3 kilómetros y unos 15 minutos y pico. Eso fue antes de que se pusieran a 5:20. Eso era más del ritmo con el que yo estaba acostumbrado a trabajar. Aún así aguanté los 3 kilómetros. Luego ya me acomodé a mi ritmo de más de 6 minutos y terminé mi sesión tranquilamente.
El resultado ayer, no pudo ser infinitamente mejor. Aun reconociendo que fueron algo más suaves desde el principio que otras veces, les aguanté los dos asaltos. Primera media hora en 26 cómodos minutos en compañía de Kike, Fernando y FyH, por superficie de tierra en carril bici dirección Las Rosas, para volver de nuevo a Pavones a recoger a los de las 9:30. Esto fueron 4.7 kilómetros. Vistos después los números, me sale a 5:32 el kilómetro. Estaba contento, no pasé grandes apuros. Para ellos era un calentamiento. Para mí era algo más que eso pero lo aguanté bien y no me pasé de pulso en exceso.
Ya en Pavones de nuevo, nos reunimos con el resto de amigos: Raquel, Zatopez, Willy y Charo, una recién llegada al grupo y que se estrenaba con nosotros en este su primer entrenamiento con el grupo del GGM. Por fuerza, por solidaridad con ella, el ritmo iba a ser menor del acostumbrado. Eso me favorecía. Mi intención de quemar cuantos más minutos en compañía del Grupo, mejor.
Nos detuvimos lo justo para recogerles y ponernos en marcha de nuevo. Apenas dos o tres minutos. ¿Aguantaría? Veríamos. Si lo hacíamos igual que en la primera tanda, tenía la esperanza de que si.
Al poco de empezar nos dividimos en dos grupos. Delante íbamos Raquel, Zatopez y yo. Detrás, los demás para que Charo no se quedara descolgada.
El recorrido, el habitual para ir hacia el Faunia. Me sirvió como referencia para ver cómo iba dejando atrás el punto de Valdebernardo en el que yo me rajé la última vez en compañía de ellos. Eso me puso contento. Muy contento. Raquel y Zato, apretaron un poco más el paso. Y yo con ellos. Echándole narices para no despegarme. Sorprendiéndome de no pasar en exceso las pulsaciones. Mi límite eran 155px’ y marchábamos a 162px’. Aquello iba bien. Pintaba bien para mí. Estaba aguantando.
Pero tenía algo en contra. El tiempo. Mis 55’ de sesión estaban tocando a su fin. Me iba a quedar bastante lejos de casa. A los 48’ totales de mi sesión decidí dar la vuelta. Estábamos casi en la frontera de Faunia. Allí seguirían ellos. Fueron en total otros 22’ acompañando al GGM. Estaba que no cabía en mí. Volvía a casa con una dosis extra de motivación muy importante.
Ahora veo que todo lo hecho hasta aquí en todos estos meses, ha servido para algo. Como mínimo, he ganado fondo. He ganado aquél fuelle que entonces me faltaba. Estaba contentísimo. El kilómetro que hice de regreso – en cuesta – para completar mis 55’ me rebajó algo la media que pasó a ser de 5:40 el kilómetro.
Ya estaban hechos mis 55’. Tocaba recuperar el aire, estirar y comprobar cifras. Este fue el resultado: 153px’ de media y 163px’ de máxima para 9.58 Klm. – Google Earth -. Pero ahora tocaba un extra. Estaba a 3 kilómetros de casa. Los hice tranquilamente a ritmo de 140px’. Disfrutando del paisaje y dando botes de alegría de vez en cuando pensando en el resultado de la sesión. Me inventé un recorrido nuevo atajando por la pasarela que hay en la recta de los 800 metros de Valdebernardo y que te cruza hasta la recta de la calle Brujas. Los 2.87 kilómetros que significó la vuelta a casa (medidos por Google Earth) no los cuento como parte del entrenamiento. Tardé unos 16 minutos que me sirvieron para enfriar. Nuevos estiramientos y ducha reconfortante al llegar a casa.
Tirando de datos ya antiguos:
En Mayo, no aguanté con el GGM ni 10 minutos alcanzando las 180px’.
En Septiembre, aguanté 15 minutos unos 3 kilómetros, pero iban a 5:20
Ahora he aguantado 48’ en dos tandas con un global de 5:36 / Klm. Y lo que es más importante, sin superar las 163px’.
Sí, creo que ha habido una evolución. Ahora, a seguir mejorando.
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Jan, gracias por prestarme ayer tu Polar 200. Ahora, en cuanto aprenda a usarlo
tendré datos más fiables. Tendré que preguntarte un par de cosillas que no consigo entender ni con las instrucciones. ;-)
Gracias, socio.