miércoles, 9 de abril de 2008

¡Silencio! ¡No me interrumpan!




Perece la noche,
resucita el nuevo día,
con derroche,
inundando de vida
cada rincón,
cada calle,
cada alcoba,
cada perspectiva.

Cada rincón, que en la penumbra de un callejón acogió el abrazo y el verso furtivos. Quizá hasta prohibidos, pero siempre de amor.

Cada calle, que ya va haciéndose eco de las voces de los niños camino del colegio. Del deslizar de los cierres metálicos que los tenderos suben con energía para comenzar la jornada. Del rechinar de neumáticos que apuran semáforos.





Cada alcoba, en la que durante la noche que todo lo oculta y que todo lo cobija haciéndose cómplice, se desarrolló una hermosa batalla de amor, de besos, de abrazos,de pellizcos, de caricias. De gemidos y hasta de risas. De sudor, vapores y néctares prodigiosos. De dulces momentos que desembocaron en desbocado éxtasis.





Sale el sol. ¡Silencio! ¡No me interrumpan! Me gusta contemplar la vida desde mi balcón a primeras horas de la mañana; cuando esa media luz me habla, me susurra de lo que pudo haber apenas unas horas antes. En cada rincón,en cada calle, en cada alcoba.





Comienza el día y se cierra un círculo más. Se cierra un círculo de un ciclo que nunca termina. ¡Silencio! ¡No me inerrumpan!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Pepemillas espera tu opinión