Entrenando a mis horas habituales. Con la luna llena por testigo.
Pero entrenando.
Sí, aborrezco la pista para entrenar. Lo siento pero no puedo decirlo de otra forma. Es así. Ojo, no aborrezco las series, pero las prefiero en plena calle, al aire libre y con la inclinación que sea. La pista sin embargo me resulta espantosamente aburrida y agobiante.
Llevaba tiempo queriendo decir esto y por fin, después de la sesión de ayer, (
Nunca me ha gustado. Para lo único que me gusta es para pisarla cuando entras en Meta al final de alguna carrera. Sólo para eso. Es entonces cuando la pista cobra para mí el brillo que puede tener y que no le veo fuera de eso.
Los hechos: Como de costumbre, el ejercicio y más tratándose de hacerlo en pista, me salió horrible. Cumplí con lo establecido que era rodar a 165px’. Y tal vez hasta me pasé teniendo en cuenta que lo hice por la calle 7 y sin apenas luz para ver el ritmo que llevaba en la pantalla del crono. Iba por sensaciones. Pude cumplir con ello pero no con la ejecución. Cuando empiezo – series, se entiende -, sobre todo en pista, nunca sé qué ritmo es el suficientemente lento como para que las repeticiones posteriores terminen siendo escalonadamente correctas. No tengo problema en coger un ritmo y mantenerlo. El ejercicio de ayer fue de auténtico sufrimiento. Más de una vez pude haber tirado la toalla. Confieso que llegué a pensarlo. “Pero me toca sufrir…” – me dije – “hoy toca sufrir y toca comprobar hasta qué límite soy capaz de llegar sufriendo”. Y sufrí, pero conscientemente. Creo que valientemente.
Resultado: Como se puede comprobar en los tiempos de las tandas, “correctamente” escalonadas de menos a más en vez de al revés. (¿O de más a menos? Nunca terminaré de tener clara esta frase o fórmula…)
Según la explicación del Mister, este ejercicio no debería de ser un grupo de de repeticiones escalonadamente progresivas, sino de una lucha contra el cansancio acumulado según lo vas haciendo. Seguramente de no haber hecho la primera tanda en 16 minutos y pico, las tres repeticiones habrían estado más igualadas. Pero esto es suposición, y como pasa con muchas suposiciones, es historia no escrita.
Motivos del aborrecimiento a la pista: Son muchos. Uno de ellos se basa en una simple regla de conversión. Es como la conversión de euros a pesetas. Dices: “30 céntimos”. Vale, no parece nada. ¡Pero no! ¡Que 30 céntimos son 50 pesetas! ¡50 pesetas! ¿A que ya no parece tan poca cosa?
Pues para mí la pista es lo mismo. Que tengas que dar dos vueltas y media para hacer un mísero kilómetro ya tiene narices. Y puede pasar. Pero es que saber que cuando lo terminas tienes que dar cinco más para hacer otros dos mil metros, eso ya no tiene nombre.
Aquí la diferencia entre hacerlo y no hacerlo, entre tirar la toalla y no tirarla, está en que yo lo hago. Y yo lo hago nada más que porque yo soy yo, y porque yo lo valgo. Y de ahí no me voy a bajar hasta que todo esto termine.
Hacía tiempo que no sufría como ayer. Ya era hora de volver a saber, a recordar dónde estoy y el lugar que ocupo en este largo viaje hacia Mapoma. Conviene refrescar esto de vez en cuando. Y el efecto que produce es siempre el mismo, eso sí. Una vez has terminado el ejercicio, vuelves a sentirte por otro efecto, el de las endorfinas en ebullición, el rey del mundo. Aunque sea de hojalata, pero te sientes el rey.
En las series de 2000, que fueron 4, no sentí lo que sentí en las de ayer. Miguel, como lo siguiente sea hacer series de cuatro o cinco mil… tengo serias dudas de si las haré en la pista o no. Lo digo en serio. El tipo de corredor de fondo que soy yo, prefiere hacer seis kilómetros en línea, al aire libre, antes que hacer tres en pista. Si es por dos, como si es por tres. De verdad que lo prefiero.
Dicho de otra forma: Me dices que haga Arturo Soria tres veces y la hago. Pero si me dices que haga cinco o seis kilómetros en pista, desde ya te digo que nuestra hermandad corre serio peligro. En serio te lo digo. No dejaría de hablar con Merce, con tu hijo y hasta con tu perra, pero contigo, sólo hablaría a través del Tibu.
Ahora en serio del todo, lo de ayer fue mucho. Terminé el ejercicio en 1:45:11 para totalizar 15,38 kilómetros. Poca recompensa para tanto esfuerzo invertido. No siendo una tirada larga, un rodaje largo, puede ser la sesión de entrenamiento más larga que he hecho hasta la fecha. Fui el último en abandonar las pistas. Se había retirado todo el mundo y allí estaba yo solo contra la pista corriendo con media hora por delante para terminar. Las pistas las cierran a las 10 de la noche y salí pidiendo disculpas. Se rieron. Ya me conocen y no me dicen nada.
Pero bueno, ahí queda eso. Ejercicio hecho. En compensación a no haber hecho prácticamente nada la semana anterior, creo que bien ha valido la pena. Pero sólo por eso, porque yo lo valgo.
Observaciones sobre la gráfica: El parón que hay al terminar el calentamiento, es porque me encontré con un amigo. Hablamos unos minutos y luego volví a calentar unos minutos extras antes de hacer el grueso de la sesión.
Y una pregunta: ¿A cuánto equivalen dos vueltas y media a la pista por la calle 7? No sé cómo calcularlo, pero eso es lo que yo hago para cada kilómetro. Sé que serán unos cuantos metros más pero no sé cuantos. Creo que Miguel me dijo que cada vuelta por la calle 8 son unos 450 metros. Si alguien me lo dijera lo agradecería. Es mera curiosidad.
Sólo un breve apunte para gritar, sí gritar, que la semana 10 ha terminado con un 10 y para decir que los deberes de hoy ya están hechos. Era fácil, tocaba media horilla de recuperación a pulso controlado de 140px’ máximo. Me ha salido a una media de 138px’ habiendo cubierto más distancia que el Lunes pasado a este mismo pulso. Esto me da un optimismo que no puedo describir. Sé que parecerá una tontería, pero así me sientan a mí estas cosas. En esta media hora y a este pulso he cubierto 4,38 Klm. Hace unas semanas apenas cubría 3,60 Klm.
Esto me indica una mejora en el rendimiento que viene de no estar pendiente de las pulsaciones que me marque el crono. Voy trotando, me apetece apretar un poco y me doy cuenta de que el pulso apenas asciende. Lo aprovecho y sigo. El pulso apenas se altera. Dejo de mirar durante unos minutos. Sigo avanzando. Vuelvo a mirar y veo que sigue igual y que yo sigo llevando un paso sostenido y nada lento. Me resulta curioso y gratificante y continuo...
Esta media hora la he hecho a las 7:05 de la mañana antes de entrar en casa de vuelta del trabajo. He aparcado y he ido al parque nuevo. Es una delicia trotar por allí. Yo solo… viendo clarear el día…
Lo de ayer, de lo que más tarde pondré detalles, me cuesta calificarlo. ¡Qué carretón me salió! Zona de Arturo Soria de nuevo. Salía de trabajar a las 6:30 de la mañana. Me quedé en el trabajo para desayunar y prepararme los ropajes. Me tuve que abrigar bien. Hacía un frío considerable. Ya con más luz, a las 7:22 de la mañana, me puse en marcha desde mi trabajo empezando por subir por la calle Albasanz, un buen tonificador para demostrarte lo despierto que andas. Albasanz arriba y sin anestesia. Jan sabe de lo que hablo. Nada más terminarla enfilé por García Noblejas hacia Arturo Soria. Me pregunté si me cruzaría con Jan comprando el periódico. No fue así. Todo Arturo Soria para mí. No habían hecho más que empezar 110’ de rodaje progresivo que me darían para algo más de 18 Klm en ocasiones con unos ritmos endiablados para mí hasta el momento. Ritmos en la parte final de entre 5:30 y 5:45, habiendo hecho ritmos en la parte intermedia entre 5:27 y 4:53 disfrutando, viendo que no se me rompía nada y que no se me descomponía el semblante. Viendo que podía llevar ese ritmo sostenido con una comodidad a la que uno no está acostumbrado.
Definitivamente descubrirme en la Tragamillas me sentó más que bien. No hago otra cosa que pensar en ello cuando me calzo las zapatillas.
¡Qué maravilloso es sentirse así corriendo! Enfilando con descaro las cuestas viendo que las aguanto. Apenas deteniéndome al terminarlas para continuar mientras recupero en el llano y trabajando el excéntrico en las bajadas. Todo ello a ritmo de crucero, constante, uniforme, cuando antes cada una de estas fases era siempre a un ritmo marcadamente distinto y que hacía que el resultado global fuera de escándalo.
¡En fin, una sensación al final al ver lo que había hecho…! Una sensación de poder que no puedo explicar, pero creo que se me entiende.
Y lo mejor no es eso, sino que con las endorfinas revueltas, veo que el cuerpo me responde bien una vez hecho el ejercicio. Pero no queda ahí la cosa sino que al día siguiente, las piernas están intactas. Apenas dan muestras de fatiga que me recuerde lo que hice el día anterior. Eso me da más sensación de poder.
Bueno, menos mal que esto sólo era un apunte. Perdón por el tostón. Es cosa de las endorfinas que aún andan revueltas.
Sólo añadir que cada vez me gusta más Arturo Soria para correr. Es un magnífico test para probarte. Lo recomiendo. Esa cuesta al final del todo en la que podrías tirarte en paracaídas y que luego habrás de subir sin arrugarte para volver. Esa es la parte que más me gusta.
Empieza la semana 11. Quedan 41 días para Mapoma 2010. Esto continúa. Que no pare la música.
Un saludo:
Esta crónica tiene que empezar por fuerza por un saludo y un mensaje cifrado para Miguel. Seguro que lo entenderá: Sentencia ejecutada. En menos de un kilómetro se hizo justicia. De sobra sabes a qué me refiero.
Este Miguel del que hablo no es el Miguel que todos conocemos, no. No es el Mister. Es un corredor novel con el que recorrí codo con codo los 10 primeros kilómetros. Un corredor de 40 años que se está iniciando en esto del correr. No nos conocíamos. Me acerqué a él en el primer kilómetro para preguntarle si conocía el recorrido de la carrera por si me podía dar una referencia de dónde empezaba lo más duro. No la conocía. Era la primera vez que la corría. De hecho, lo más que corre él según me dijo, son diez o doce kilómetros.
Miguel, aquí un apunte: si nos ponemos en contacto tenemos que hablar sobre esto. ¿De acuerdo?
Intercambio de experiencias con las zapatillas y charla amigable con presentación incluida durante los diez primeros kilómetros hasta los que conseguí “arrastrarle” animándole de mil maneras. Era su objetivo. Como mucho quería hacer 10 K. Más de una vez se quiso retirar. Cuando llegamos al 10 no se lo creía. De hecho me animó más de una vez a que tirara y me fuera para delante. Ahí salió mi espíritu de camaradería. Me identifiqué con sus sensaciones, las sensaciones del que empieza en esto y que ve los 21 kilómetros como algo impensable. ¿Viste como sí que podías llegar al K10?
Creo que algo más alto que yo, y bastante más corpulento, fue contándome cómo hacía para entrenar. No sigue un método concreto y va por sensaciones. Nada de pulsómetros ni otras zarandajas. Sale a correr por correr y punto.
Así fueron mis primeros diez kilómetros en esta bonita carrera. Dos corredores desconocidos corriendo juntos, y que a partir de la tercera zancada dejan de serlo. Miguel, espero que el Lunes hicieras los 30 minutillos de recuperación que te receté. No dejes de aparecer por aquí y ya hablamos de más cosillas. Debí de ponerte la cabeza como un bombo con mis proyectos de Mapoma, mis carreras y mis entrenamientos, jejeje… Te aseguro que si yo puedo, tú puedes.
Ya te dije que entrando en los Blogs que tengo enlazados, encontrarías muchísima orientación y muchísima experiencia de los amigos que me acompañan en esta aventura del correr. Espero que te sean de provecho. Si prefieres escribirme, pinchando en mi perfil encontrarás mi dirección e-mail.
¡Un abrazo, Miguel!
(La crónica continuará...)
Tragamillas y Pepemillas juntos en la misma foto. Una foto que persigo desde hace años. A ver si esta vez fuera posible.
Por tener tengo algunos objetivos más en la cabeza, pero sin alardes. Tranquilamente los iré tanteando. Sobre todo disfrutar como siempre, y al lado de los amigos y del Míster junto al que por fin correré una carrera desde hace algún tiempo. ¿Pudo ser la de Moratalaz la última que corrimos codo con codo, Jefe?
Buena suerte a todos este fin de semana con especial recuerdo para los aventureros del Maratón de Barcelona. Tanto a los veteranos, como a los que se estrenan en la distancia y que nos servirán de referencia a los que aún no nos hemos estrenado.
Mucha suerte y que la fuerza os acompañe. Besos y abrazos de atleta para tod@s.
50 días para Mapoma 2010 (parece mentira...)
Apenas una semana para la III Kedada BLoguera en El Roque.
El - para mi gusto y el de muchos vecinos -, mal llamado Parque de la Cuña de O'Donnell, va cobrando forma. Tras meses de obras de acondicionamiento, tiene el aspecto que se puede ver hoy.
Y hago desde aquí una reivindicación que caerá en saco roto, pero que está muy latente en el ánimo del vecindario. Y es que esto es lo que nos preguntamos: ¿Por qué un parque que empieza y termina en un barrio, tiene que llevar el nombre del barrio de al lado? Y no es por quitar nada a nadie, pero a cada uno lo suyo. Este parque empieza y termina en Moratalaz y debería llamarse como mínimo Parque de Moratalaz al ser el más grande de los que tiene. Pues no. Lo han bautizado con el nombre de Parque de la Cuña de O'Donnell. Si en algún momento se organiza una recogida de firmas en reclamo de la lógica, la mía será de las primeras.
Hecha la reivindicación, que no terminada, el Domingo pasado tras la tirada larga de Arturo Soria, fuimos mi mujer, la ya no tan pequeña Miriam y yo a hacer un vuelo de reconocimiento por este parque a eso del mediodía. Aun sin la vegetación necesaria que le da carácter a un parque que se precie, tengo que decir que en general el aspecto nos gustó mucho.
Por supuesto, parto también de la idea de que puedo estar equivocado. Si es así, que alguien me corrija.
Pero a mi modesto entender, es como si al Parque de la Vicalvarada le hubieran puesto el nombre de Parque de Moratalaz o de Valdebernardo.
Hay zonas habilitadas con mesas merendero y zonas de juegos infantiles, así como zonas pensadas para ejercicios de motricidad de la “tercera edad”.
La Primavera, que climatológicamente hablando entrará en cosa de dos semanas, ya se va pronunciando en los almendros del parque.
Detalles como las dos o tres fuentes que vimos, que no funcionaban, supongo que serán subsanados a no mucho tardar - esperemos -. Le hará falta mucha más vegetación a este parque para aguantar en él en pleno verano.
Hasta que crezcan los arbolillos jóvenes que han plantado habrá de pasar mucho tiempo. Pero esto a parte y desde el punto de vista de mis ojos de corredor, en general el parque ofrece un terreno tentador para hacer piernas a base de bien. En cuanto a esto, se puede decir que hay de todo en un palmo de terreno.
En algunas de las fotos pueden verse detalles de una las endiabladas cuestas de las que hablaba y que sin duda harán las delicias de más de uno de nosotros, tanto a pata como en bici.
Tal vez mañana Viernes que tengo una hora de rodaje, la haga aquí por la mañana. En todo caso, ya tengo apalabrada con Juan una trotada por este parque en cualquier momento. La oferta está abierta a cualquiera que se anime, Miguel, Jan... ya sabéis. Cualquier día que podamos coincidir.
¿Situación? Este parque va paralelo al nuevo carril bici que baja hacia O'Donnell.
PD: He tenido no pocos problemas para publicar esta entrada. No podia mezclar las imagenes con el texto. Las fotos las podéis ver en la entrada anterior: Un Superparque al lado de casa ( I ).