domingo, 30 de junio de 2019

El tiempo... El paso del tiempo...

Vuelvo aquí, pasados más de dos años y medio después desde la última vez. Dos años de los que no soy consciente, y que como tantas cosas, me parecen mentira.
Cuántas cosas han pasado desde entonces. Cuántas cicatrices y cuántas heridas sin cerrar. Pero se hacía necesario volver. Llega un momento en que se hace necesario tirar para delante a cualquier precio y sin esperar a que algo cambie y haga más propicio el momento de volver. Sencillamente porque ves que ese cambio no va a llegar nunca y que la espera se va a hacer inútil. Y pasa el tiempo... Y ya está bien.

El tiempo. ¡Cómo pasa...! ¡Cómo pasa el tiempo!
Creo que ya sé cómo pasa. Cómo transcurre. Los años me han hecho verlo. Pasa como pasa, cuando no lo vivimos. Pasamos la vida saltando sobre él, y con ello, sobre la vida misma. Y el tiempo, al igual que la vida,  se escapa y no vuelve. Huye como agua entre los dedos.

Cuando queremos darnos cuenta, el tiempo se revuelve y se vuelve en nuestra contra pasándonos por encima. Inexorable. Implacable. A veces, se diría que hasta sin piedad. ¡Cuántas veces no lo disfrutamos!

¿Cuándo nos damos cuenta de todo esto? Las más de las veces, cuando ya es tarde. Cuando ves que hay algo que crees que pasó hace cinco años y realmente fue hace diez. O cuando crees que algo pasó hace diez años, y resulta que fue hace quince o incluso veinte. ¡Qué a menudo me pasa eso últimamente!

Bueno, no quiero hacer perder más tiempo a nadie. Hay mejores cosas que hacer, que perder el tiempo leyendo esta parrafada.

Cada cez me doy más cuenta de cuánto necesito unas vacaciones.

Final de esta prueba hecha desde mi teléfono móvil.
Saludos a quienes todavía puedan andar por aquí de cuantos conocí hace mucho, mucho tiempo en esta galaxia tan lejana.

martes, 15 de noviembre de 2016

XL Medio Maratón de Moratalaz / Anticipo de crónica


En toda carrera que se precie, se suele decir que nunca debe faltar cabeza y que donde no te lleven las piernas, ha de llevarte el corazón. Bueno, de los 21 Kims, las piernas me duraron hasta el 12, la cabeza hasta el 16 y el corazón... el corazón se quedó enganchado a esa legión de jóvenes voluntarios que fuimos arrastrando con nosotros - Isabelle Zanker y yo - hasta la meta. A ellos se debe que consiguiera cruzarla.
Desde el K 10-11 ya nos habíamos ganado el galardón de farolillo rojo de la carrera. No porque fuéramos los últimos, que no lo eramos. Había más corredores por detrás de nosotros, pero se rindieron. Nosotros eramos los últimos de los que no lo hicieron. Y se lo dije a algún voluntario allá por el K 14, porque ya veía venir lo que iba a ser el resto de la carrera. Les dije "¿Sabéis por qué voy a ser el último? Porque no pienso rendirme." Se volvieron locos y creo que ahí ya empezaron a seguir nuestros pasos. No estoy seguro. Iba concentrado en mis pies, en el suelo que pisaba intentando no ver su inclinación, tratando de ignorar esas subidas que te echan para atrás más que otra cosa...
Y necesité la infinita paciencia de Isabelle para no hacerlo. Pero no lo hice. No había piernas, pero había una fijación y un propósito firmes: Llegar. Terminar. Y controlar las emociones al ver el esfuerzo de aquellos muchachos entonando mi nombre o aquello de ¡¡Alé, alé, alé Moratalaz, alé, alé...!! o ¡¡Ese Pepe, ese Pepe, eh!!
Isabelle, se encargó de las presentaciones... Y el resto,,, bueno, el resto, lo dejo para la crónica.
Voluntarios de la carrera, mi corazón se quedó enganchado a vosotros y para siempre. Tengo una deuda con vosotros. Gracias, gracias, gracias. Sois los mejores. Muy buena gente. No os olvidaré nunca, y me emociono al recordaros.

martes, 8 de noviembre de 2016

Ayuda sobre recorridos XL Medio Maratón de Moratalaz 2016

Como ya es sabido, en la página oficial de la Asociación Atlética Moratalaz, disponemos de unos croquis que muestran los recorridos de la carrera de 10 Klms y del recorrido completo del Medio Maratón.

A simple vista, tal como están marcados, hay ciertas zonas que se prestan a confusión. Me he molestado en unir las flechitas rojas con las que están marcados, para hacerlo más claro. Espero que sirva de ayuda.

Y... sí, dicho sea de paso. Voy a hacerla. Para mí, no es una carrera, es un reencuentro. Amo este medio maratón con el cariño que se le tiene a algo tan cercano. Después de todo, es mi barrio en el que ya llevo viviendo más de 20 años. Es muy canalla, todo hay que decirlo. Tiene su cal y su arena a partes iguales. O su sal y su pimienta, Como se quiera decir. Y aún así, le quiero.

Pero es igual. Tiene en mi opinión, lo que debe tener todo medio maratón. Y debe ser así, porque una vez terminado, con esa entrada en las pistas del Polideportivo de Moratalaz, satisface en gran manera y a nadie deja indiferente ganando nuevos adeptos edición tras edición.

Por cierto, esta del próximo Domingo 13 de Noviembre, será la número cuarenta. ¡Cuarenta ediciones! Cuarenta que hacen de ella, la carrera popular más antigua que hay. Incluso más antigua que el propio MAPOMA que va por la edición 39. Dicho esto, no quiero dejar pasar por alto el nombre del padre de la criatura. Fue Rafael Pajarón, quien el año pasado cumplió 50 años como entrenador, y otros cuatro socios quienes fundaron la Asociación Atlética de Moratalaz a mediados de los años 60.

A quienes la conozcan, a quienes la van a hacer por primera vez... A todos, mucha suerte el próximo Domingo. ¡¡¡Bienvenidos al LX Medio Maratón de Moratalaz!!!


10 Klm. Este recorrido se distingue bastante bien. No hay problema.
21 Klm. Terminada la primera vuelta, llegando a la calle Hacienda de Pavones, donde se separan los corredores de los 10 Klms que entran directamente al estadio, los que hacen el Medio Maratón hacen un pequeño recorrido de ida y vuelta por esta calle para pasar por delante de la entrada principal del polideportivo, rodearlo y encarar de nuevo la cuesta de la calle Brujas. De esta... prefiero no decir nada. ¿Dije antes algo sobre sal y pimienta o sabre cal y arena? Pues eso. Suficiente :)




martes, 1 de noviembre de 2016

Reencuentro con la carrera

Bonito reencuentro con la carrera pedestre esta mañana en La Cuña Verde.

Isabel, Luna y yo. Cuatro patas y cuatro piernas en busca de unos kilómetros que recolocaran un poco las cosas y las sensaciones en su sitio. Luna, feliz como siempre. Isabel, más en forma que nunca. Y yo... Bueno, lo mío es a parte. No iba ni seguro ni convencido.


Hacer kilómetros rozando los 8 minutos, esperando no hacerlos en menos de 10 y completar más de 5 Klms, no esperando hacer más de un par de ellos, es gratificante.
Teniendo en cuenta que en la última semana no ha habido rincón de mi trabajo ni de casa, por donde no haya arrastrado mi cuerpo invadido de una gripe en estado embrionario que no me dejaba ni a sol ni a sombra, hacer lo que he hecho esta mañana, es para estar más que agradecido.

Como tantas veces me ha pasado, me he encontrado mejor de lo que esperaba a pesar de las circunstancias. Bien de respiración aunque algo congestionado, fresco de piernas... en una palabra: cómodo.


Llevo más de tres meses sin tocar el coche para ir a trabajar, Voy y vengo todos los días en bici, Pero la actividad de la carrera la tengo muy abandonada. Va siendo hora de corregir esto.
Poco a poco iremos viendo.

sábado, 3 de octubre de 2015

Admirado Felipe...



Me siento en deuda contigo. Y me veo en la obligación de confesarte mi cobardía. Sí, soy un cobarde. Frente al valor y al coraje que le estás echando a tu situación, me siento muy pequeño y muy cobarde. Pero hoy me he dicho a mí mismo: “¡Basta!”

Te sigo desde hace semanas. Incluso desde antes de decidirme a ponerte siquiera mi primer saludo. Te leo en silencio. Nunca decía nada. Leo tus entradas diarias. Lo que cuentas. Cómo te sientes. Los ánimos y las fuerzas que transmites a los demás. Las mismas que a ti mismo te son más necesarias. Nos las das. Nos las regalas día tras día. Transmites un optimismo al que hay que estar más que agradecido.

Vuelvo al principio. Soy un cobarde. Y más claro me queda cuanto más te leo y me miro a mí mismo. Y siento cómo se me hace un nudo en la garganta y se me encoge el corazón. ¿Y sabes qué? Me veo incapaz de decirte nada que no te hayan dicho ya mil veces. No sé – o no sabía - qué decirte. Y veo pasar los días y las semanas. Pienso: “¿Habrá reparado en ello y pensará que le contemplo indiferente?” Y aunque en el fondo deseo que no sea así, siento que pueda ser eso lo que pienses.

Pero nada más lejos de eso, amigo. Al contrario. Te tengo muy presente en mi día a día, en mis actos y en mis proyectos. Ruego por ti a menudo. Me reflejo en ti, en tu entorno. Ambos casados, ambos con mujer e hijos. En tu caso más pequeños que las mías, pero así y todo, vidas bastante paralelas las nuestras. Incluyendo en ello, nuestra común afición por este bendito deporte, que hace que aunque no nos conozcamos personalmente – cosa que me gustaría -, te considere amigo de muchísimo tiempo.



Hace días, cuando leí la última novedad que publicaste, te juro que se me rompió algo muy dentro. Nadie que lucha como tú lo haces merece un revés así. Y sin luchar tampoco. Nadie. Y a diario me reprocho las muchas insignificancias de las que a veces reniego y me quejo. "¿Pero qué estoy haciendo?" me digo... Me entiendes, ¿verdad?

Por eso me he dicho “¡Basta!. Hoy le escribo. De hoy no pasa.” Y aquí estoy. Quizá aburriéndote. Tal vez. Pero dando rienda suelta a la fuerte necesidad de decirte todo lo que llevo dentro. A todo lo que siento en mi interior. Es difícil encauzar tanta impotencia y tantas cosas positivas que quisiera decirte y tantos buenos deseos que quisiera transmitirte con la facilidad que tú lo haces desde tu posición. Es difícil darle salida a todo eso, te lo aseguro. Y sé que muchos de nuestros comunes amigos pasan muchas veces por lo mismo.

Te diré que no es tu caso el único que conozco. Dentro y fuera de nuestra afición, he conocido y conozco otros casos de amigos tan luchadores como tú. Alguno incluso con resultados más que favorables y con victoria tras largos años de lucha y de no perder la esperanza. No la pierdas – que sé que no lo harás -. No dejes de luchar. Estamos contigo desde la distancia. Puedes estar seguro. Contigo y con los tuyos.

Sólo espero restablecerme pronto del pequeño contratiempo en forma de lesión por el que estoy pasando y dedicarte docenas y docenas de kilómetros.

Felipe, puedes estar seguro de que aquí tienes un amigo. ¡Fuerte abrazo, Campeón!

viernes, 8 de mayo de 2015

¿Consulta de Fisioterápia o Escuela de idiomas?


Hoy, 24 horas después, de mi paso por la consulta de Fisioterápia Althea de mi amigo Juanvi, pienso que esas consultas son muy buenas para aprender idiomas. Ayer sin ir más lejos, aprendí a jurar en Aremeo gracias a la maestría de esos dedos recorriendo músculos a lo largo y ancho de mis piernas, que ni siquiera sabía que existían. Eso suele suceder. Esos músculos están, pero no los conoces.

Juanvi - Juan Vicente Vigara Talavan -, y quienes trabajan con él, forman un equipo de profesionales como la copa de un pino. Baste decir que además, es corredor. ¿Quién mejor que un corredor para entender a un corredor?

Y no sólo de idiomas se nutre uno en esos momentos. Gracias a la experiencia de Juanvi, y un sinfín de anécdotas nacidas de una y mil carreras - técnica para tenerte distraído mientras te "maltrata" sibilinamente -, las sesiones se convierten en un compendio de aprendizaje y buenos consejos que van de cómo hacer buenos estiramientos o cómo no hacerlos, hasta qué hacer o no hacer en determinados momentos de una carrera. Todo ello, explicado en un lenguaje llano, coloquial y entendible que te hace tomar conciencia de las cosas que rodean al correr y de como tratar al cuerpo para un mejor rendimiento.


Valga esta breve cita para recomendar este Centro por su profesionalidad, por el trato que dan y por los resultados obtenidos tras sus sesiones.



ALTHEA FISIOTERÁPIA - Avda Doctor García Tapia 62 - Esquina Arroyo de la Media Legua.
Tlf  91 439 72 05.  www.altheafisioterapia.com

Juanvi, Oscar y equipo, muchas gracias.

viernes, 1 de mayo de 2015

Nunca corro solo


El nombre y lema de mi equipo, es Nunca Correrás Solo. Haciendo gala de ese nombre, en este Mapoma he corrido menos solo que nunca. Aunque perdí compañeros de carrera en los momentos previos a la salida - y ese es otro tema del que ya hablaré -, en este Maratón, ya sea física o simbólicamente, he corrido menos solo que nunca. O más acompañado que nunca. Según se quiera ver.

Las cintas de la foto de arriba, como se puede ver en algunas de las fotos en las que aparezco, prendieron de mi pecho, a la altura de mi hombro izquierdo, durante toda la carrera. Cerca del corazón.


Representan muchos corazones, muchos sentimientos, pero sobre todo, mucho agradecimiento a muchas personas. Cercanas y lejanas geográficamente. Algunos presentes, y otros, ausentes pero que siempre están en la memoria de uno. Corredores y no corredores, eso es lo mismo. En todo caso, una buena serie de amig@s y familiares a quienes quería dedicar el esfuerzo de este Maratón. Una compensación al muchísimo apoyo y a los muchísimos ánimos que he recibido durante mucho tiempo para no cejar en el intento de disputarlo.

En la foto que amablemente nos hizo a Alex y a mí una mujer segundos antes de saltar a la arena, se ven las cintas. La mujer me preguntó por las cintas. "¿Qué son? ¿Una por cada Maratón que has hecho?" Le expliqué el motivo de las mismas. Cuando se lo dije... se emocionó. Se emocionó y me hizo emocionarme.

Y emocionados, nos metimos en carrera. Muy, muy emocionados...

              

Queda por contar de este Mapoma 2015... Seguiré.