miércoles, 25 de mayo de 2011

¡¡Esssssa IX Quedada Bloguera!!

21 de Mayo de 2011 - IX Quedada Bloguera - Soto del Real - Subida a la Hoya de San Blas.

La más dura Quedada de las tres a las que yo he asistido. Competiciones a parte, incluyendo el Medio Maratón de Coslada, del que aún conservo "heridas" que no han cicatrizado, o la Menudos Corazones de Hortaleza, es lo más duro que he hecho nunca. Y ojo, que no me arrepiento de haberlo hecho, ni significa que no volveré a intentarlo.


Con la Grandísima Celina.
A todos los efectos, mi madrina en carreras de montaña.
Carreras a las que no dudaré en hincarles el diente
en un futuro más o menos próximo.
No me abandonó ni un instante en los 18 K.
de tan duro - para mí - recorrido.

Y así fue. Hice esta ruta con dos sombras. La mía y la permanente presencia a mi lado de Celina, que de mil maneras supo mantener en alto mi ánimo para no rendirme en un terreno que me era totalmente desconocido.

Yo sabía de antemano dónde me había metido al apuntarme a esta Quedada. Sabía que iba a estar como cordero entre lobos. Los compañeros de ruta son aventajados montañeros y lo que para ellos no era nada, o poco más que nada, para mí iba a ser una dura piedra de toque. Pero como siempre digo: no hay miedo ni dolor que me eche atrás.

Empezaba el día por una visita obligada nada más llegar a Soto del Real. Tenía que visitar a mi hermano Luis a quien no tengo a mi lado desde hace casi 33 años. Al menos físicamente, porque sé de otras muchas formas sí está a mi lado. Allí paso unos minutos en silencio con él y...



... saliendo del Cementerio contacto con Rafa por teléfono. "¡Buenos días!". Nos encontramos cerca de su casa, le recojo y nos vamos para el aparcamiento del Polideportivo donde habíamos quedado.


Allí vamos encontrándonos los más madrugadores y en poco tiempo de saludos y abrazos nos vamos reuniendo un buen puñado de amigos que parecen ir surgiendo de debajo de las piedras. Amigos con muchas ganas de vernos y de pasarlo bien. Estos momentos previos a mi me vuelven loco.

Rafa plantea una variación sobre el recorrido para acortarlo un poco y dejarlo en los 18 kilómetros finales que tuvo. Nos desplazamos en algunos coches al que sería el punto de partida.

Todo empieza bien para mí. Ni me imaginaba entonces lo que me esperaba, pero al menos puedo decir bien alto que tuvieron la decencia de empezar a un ritmo muy asequible para mí. A no menos de 6:30, no tuve problemas para ir en grupo algo más de los 4 primeros kilómetros. Me las prometía yo muy felices todavía.


Hasta ahí no tuve problemas para mantener el tipo. Otra cosa hubiera sido preocupante. Pero cuando llegó la primera tanda de rampas, porque eso no eran cuestas sino rampas, mientras el resto mantenía el mismo ritmo, yo me ví obligado a bajarlo si no quería dar el espectáculo. Esto implicó que me descolgara irremediablemente del grupo. Aun sin perderlos de vista, se alejaban cada vez más y mis posibilidades de ir en el grupo disminuían. Ahí empezó a intervenir Celina que se mantuvo a mi lado hasta el final.


Y se iban...

Nos reagrupábamos en ciertos puntos a los que yo conseguía llegar a duras penas y arrastrando los higadillos y la lengua a partes iguales. Todo menos rendirme. Perdí la cuenta de las paradas, pero no me olvidaré de la primera. Me hubiera bebido el arroyo entero si hubiera podido. Le expresé a Rafa mis deseos de conocer a su madre. Dicho de otra forma y con el respeto debido, tengo muchas ganas de conocer a la madre que le parió. Risas y más risas, pero yo estaba tocadísimo y sabía que aquello no había hecho más que empezar.



La paciencia y los ánimos de los compañeros en cada punto de encuentro no tenía precio. Ahí estaban siempre ellos sonrientes viéndome llegar en compañía de Celina siempre inseparable. Marcándome ritmos y tiempos en todo momento. Fundamental para mí en este bautismo de carreras de montaña.



Sabía que con la primera parada no había terminado todo. Quedaba sufrimiento por pasar. La falta de aliento no me dejaba ni tomar las fotos que me hubiera gustado tomar. Los paisajes, increibles. Eso cuando podía verlos, porque mi mirada estaba concentrada nada más que en los dos o tres metros de suelo que tenía por delante siempre. Pocas veces miraba a lo lejos por delante. Era tortuoso ver cómo el grupo subía por una rampa cuando Celina y yo no habíamos terminado de subir la anterior.




Y se iban... y se iban...



No pude reencontrarme a mí mismo hasta que no llegaron los tramos más o menos llanos y las abundantes bajadas del final que me devolvieron la vida. Ahí sí que disfruté de verdad. No es que volara precisamente, pero me sentí flotar. Ese desquite me hizo recuperar el ánimo y la confianza en mí mismo. Si todo hubiera quedado en lo de esas terribles subidas, hoy opinaría otra cosa de las carreras de montaña. Y afortunadamente no es así. Tengo una cita pendiente con ellas y probablemente será bajo el asesoramiento y compañía de Celina que ya me anda buscando una que se ajuste a las escasas cualidades que tengo para este tipo de pruebas. Creo que algo de lo que aprendí el Sábado puede servirme para Boadilla del Monte el 5 de Junio. Allí tendré a Raquel, la bala express. Miedo me da. Luego se me quitará, pero en principio me lo da.

Aun así, que me quiten lo bailado. Lo hice, que es lo que importa. Y volveré a hacerlo. Esto no era para mí, pero no me lo quise perder.
A todos los amigos que me acompañaron con infinita paciencia esa mañana, muchas gracias.
Celina, un besazo muy fuerte.

Respecto al calor, nada que decir. Lo soporté bastante más que bien. Lo cual me confirma que mi aclimatación va por buen camino. Ya no tengo problemas para aguantar temperaturas de hasta algo más de 30 grados.

Apunte a parte:


Con tal de animarme, me dijeron cosas muy bonitas. "Buen ritmo", "buena postura", "buena actitud"... Pero llegaban las rampas y... me atrancaba de una manera... Gracias al permanente apoyo de Celina sólo pude con un par de ellas a duras penas. El resto fue un quiero y no puedo. Pero Celina cumplió su palabra. "No me voy a despegar de ti en todo el recorrido", había dicho. Y fue mi sombra, mi animadora, mi aguadora y muchas cosas más, desde el principio hasta el final. Hasta el último centímetro de esos 18 kilómetros.
Tanto Celina como Javier, no hacían sino repetirme los beneficios de hacer un rodaje como ese en alura. Tataban de hacerme ver que lo que me pasaba era de lo más normal por ser un terreno desconocido para mí hasta entonces, y que lo afrontaba por primera vez. Eso era verdad, porque trazados así los he hecho docenas de veces en La Pedriza, pero en plan senderista. Y esto... esto de hacerlo corriendo... era una historia bien distinta.
Según mi crono:
2:06 para los 18 K. / PMAX:180 - PMED:165 / Ritmo medio:7:35 Ritmo máximo:3:53 (Por narices tuvo que ser en alguna de las bajadas en las que me sentí flotar) Hubo algún kilómetro de hasta 11:35, pero también hubo otro hacia el final de hasta 5:25, que para mí ya es una hazaña después del machaque que llevaba encima.
A TODOS, decir GRACIAS, es decir POCO.

PD: Algunas de estas fotos están tomadas sin permiso - disculpas -, del álbum de Jaime Navarrete.

Mis escasas fotos a disposición de quien las quiera tomar, AQUÍ.

martes, 17 de mayo de 2011

Ruta IX Quedada Bloguera


Leí en el Blog de Rafa que había dificultades para abrir la foto que puso sobre el itinerario y altimetría de la ruta de la IX Quedada Bloguera Hoya de San Blas (Soto del Real), convocada para el próximo 21 de Mayo.
Sobre la altimetría no puedo hacer mucho, pero sobre el recorrido, me he permitido confeccionar lo que yo creo que es más aproximado a lo que propone Rafa. Salvo algún pequeño error, ya digo que no es exacto, se aproxima bastante. Espero que ahora se pueda ver algo mejor.

Añado que es posible que se adelante la hora de la cita a las 9:30 en vez de a las 10:00. Pero este extremo queda pendiente de confirmar. Cualquier modificación que se haga será confirmada en el Blog de Rafa.

ENTRENAMIENTO DE AYER LUNES...

Hice 10 Kilómetros zampándome un Faunia. No fue el circuito de Faunia al uso del GGM tal como ellos lo hacen, porque de regreso me metí por Valdebernardo entrando en su parque  para volver a salir y regresar por García Tapia. Una variación personal que improvisé sobre la marcha. Me quedó muy buen cuerpo. Como siempre.

sábado, 14 de mayo de 2011

12 Kilómetros en la Laguna del Campillo.


Es un lugar que yo siempre he conocido como las Lagunas de Arganda o de Rivas. Se conoce que al hacer las reformas con las que han acondicionado este rincón natural como zona de ocio y recreo, también le han puesto un nombre que para mí era desconocido.

Hace años, casi veinte, este era uno de mis rincones de pesca preferidos. Ni las carpas, ni los barbos se me daban mal. Incluso creo reconrdar que alguna vez saqué algún que otro lucio con cucharilla. ¡Qué tiempos aquellos!



En este humedal, cuya historia está brevemente explicada en el rótulo de la primera foto, habita un gran número de aves acuáticas. Lo recuerdo más salvaje de lo que es ahora.  Nunca había ido allí a correr. Mis visitas iban siempre encaminadas al disfrute de la pesca o a pasear con la familia.

Curiosamente, inspeccionando la orilla me encontré esto...

Una veleta de pesca perdida u olvidada
por algún pescador. Lo cuál me indica que
sigue siendo un buen punto de pesca.

Pero a lo que había ido ayer, era a correr. A reencontrarme con viejos recuerdos, pero principalmente a ver si el terreno se prestaba a ser un buen lugar de entreno. Y lo es. ¡Vaya que si lo es! El perímetro de la senda que rodea esta pequeña laguna, mide algo más de cuatro kilómetros. Es cómodo y llano excepto por un par de pequeñas tachuelas en el terreno que le dan su toque de pimienta. Muy apto para tiradas largas. Así es como yo lo veo.


Este es el par de pequeños repechos que se pueden encontrar en el recorrido. Nada del otro mundo para nadie.


Han dejado este lugar pero que muy bonito, las cosas como son. Hay incluso un aparcamiento que antes no tenía. Han habilitado puestos de pesca, observatorios de aves, y hasta un merendero en una zona sombría para comer en plan familiar. A muy pocos minutos de mi casa por la carretera de Valencia - unos 15 ó 16 kilómetros -, se me antoja como un sitio que visitaré con frecuencia de aquí en adelante.




Siguiendo esta senda que va paralela a las vías del tren de cercanías, por donde una vez circuló el tren de Arganda, se recorren dos kilómetros casi rectos por el lado más largo.




También han habilitado un Centro de Educación Ambiental...



En la recta inicial de dos kilómetros, hay un curioso tramo donde debes pasar haciendo zig-zag entre unos imponentes cipreses...




Terminada esta recta, bordeamos uno de los extremos de la laguna, desde donde se puede contemplar la lámina de agua en toda su extensión.


Y para darnos un remojón por vuelta o beber unos tragos, tenemos esta esupenda fuente bien resguardada a la sombra esperándonos...


La anécdota de la mañana estuvo marcada por algo que sucedió nada más aparcar y mirar al frente. No podía creer lo que veían mis ojos. Hacía muchos años que no venía por aquí. Demasiados. Lo curioso es que en esta laguna fue donde vi por primera vez hace casi 15 años, una amapola como la que podéis ver abajo.



Sorprendente, ¿verdad?

Bueno, pues ayer, como volviendo al pasado, a un pasado de buenos recuerdos, nada más aparcar, mis ojos pudieron contemplar este espectáculo...

¡¡Docenas de amapolas blancas dándome la bienvenida!!

¡¡Espectaculares!! ¡¡Hermosas!!







¡¡Pero qué bonita es!!

Por un momento llegué a pensar en la posibilidad de este sitio como lugar de encuentro para una futura Quedada Bloguera, pero su recorrido es bastante escaso como para eso. Sin embargo no es la única laguna que hay por allí. Hay muchas más y más grandes. Prometo estudiar el terreno y en breve daré noticias de esta convocatoria.

Cabe decir que para hacer estos 12 kilómetros, me llevó 1:26:32. Esto, teniendo en cuenta que para hacer los cinco primeros, tardé 45 minutos. Hacer esta larga serie de fotos en la primera vuelta explica el por qué. Luego ya no me paré tanto. Me dediqué más a correr y no tanto a contemplar el paisaje. Me concentré más en el ejercicio y en el ritmo, aunque siguió siendo difícil por momentos no detenerme de vez en cuando.

Quiero añadir que estos 12 kilómetros se los dedico a Manuel Binoy, que aunque ya ha vuelto a la actividad, ha pasado unas semanas de inactividad obligatoria por temas médicos. Algo que en no es lo natural, tiene que haberle costado mucho sobrellevarlo con paciencia. ¡Un abrazo, Manuel!

lunes, 9 de mayo de 2011

I Carrera Solidaria Menudos Corazones - Hortaleza


(Breve anticipo)

Bajo ciertas circunstancias, hay resulados que no pueden ser tomados como malos, sino incluso hasta como muy buenos.
59':58" por mi crono. Compañía inmejorable de las Gacelas hasta casi el K4.
Menudos Corazones + menudos cuestones = dura de co...razones.
Contentísimo. Muy, muy contento.


Curioso el dato. Mientras a las Gacelas les salen en sus Garmin 300 metros de más, a mi el Polar me quita casi 500. Prometo que no atajé por ningún sitio. Yo no soy de "matar" esquinas. Miguel lo sabe bien.


Lo de ir sin dormir, no lo puedo poner como excusa para no haberlo hecho mejor. No es la primera vez que lo hago y no puede ser excusa. Pero sí me recrimino para no haberlo hecho mejor el ir desde la salida con las Gacelas a 5:30 más o meno ...s, los 4 primeros kilómetros. Parecía que tenía piernas para ello, pero en el K4, la primera cuesta me ha dicho: "¡Hasta aquí, Morgan!" Y me he desinflado como un globo. Luego todo ha sido batallar y tratar de recuperarme hasta el K7. A partir de ahí le he vuelto a dar caña a las zapatillas y he pulido los dos últimos a 5:35.

Conclusión clara, la de 5:30 no es velocidad de salida para mí. Y menos en una carrera como esta. Pero no pierde el que pierde, sino el que no lo intenta. Y hoy yo quería intentarlo. Gacelas, un placer compartir esa sabána con vosotras. Ya repetiremos.

Lección aprendida: Hay que seguir trabajando la fuerza.

sábado, 7 de mayo de 2011

Tetra entrenamiento para variar ( I )

En el día de ayer mi cuerpo y mi mente se pusieron de acuerdo para dar rienda suelta a algo a lo que llevaba unos días dándole vueltas. Desde que abrí el ojo noté que era el día perfecto para llevarlo a cabo.

Una de nuestras máximas reza que "hay que escuchar al cuerpo". Yo ayer le escuché con atención y me dijo que quería guerra. Decidí dársela. A las 6 de la mañana, y como calentamiento, me calcé 6 kilómetros en la parte de la Cuña Verde de O'Donnell que está en mi barrio - Moratalaz -, y que está más cerca de mi casa. En esos 6 kilómeros pasé cuatro veces por la Cola del Diablo. Te pone a tono rápido y te permite ver en qué estado te encuetras realmente.


Esto me sirvió para comprobar que estaba apto para lo que vendría después. Entre otras cosas, tenía una deuda pendiente que saldar con el Cerro Almodóvar. Era momento y hora de conocerlo más de cerca, pisarlo, y coronarlo. A eso de las 12 del mediodía cogí el coche y me dirigí a Santa Eugenia. Puse pie en tierra junto a la pasarela que cruza a los pinos de Santa Eugenia y como no sabía por dónde atacar para subir, decidí ir por el lado derecho. Todo esto andando tranquilamene, paseando y guardando energías para el ejercicio que quería hacer realmente, que era subir al Cerro.


Detrás dejaba Santa Eugenia...


A partir de aquí caminata tranquila estudiando el terreno y buscando por dónde empezar. La mañana, soleada y luminosa a tope pero sin percibir un excesivo calor.



Tomo un camino de tierra que está tras una valla y voy por el lado derecho.



Transformo el paseo en un ligero caminar-correr para no perder mucho tiempo, y tras unos minutos, aparece ante mí la bestia. Ahí esté, sinuoso, pero elevado y orgulloso.Nos miramos frente a frente, y le digo: “Aquí estás, aquí estoy yo. He venido a domarte y a que nos hagamos amigos”.


Me acerco caminando de nuevo, tratando de intimar visualmente con él y de encontrar el lugar adecuado para abordarlo. Hasta entonces no nos conociamos tan de cerca. No había ido allí con nadie.



Algunos macizos de amapolas se dejan ver y alegran la vista por doquier en un terreno calizo.



Opto por continuar por esta franja ancha de terreno... y me encuentro nuevas alternativas...


No son las "zetas" que esperaba encontrar para subir, pero me acerco a estudiarlas mejor. Veo que tengo un sinuoso camino que parece subir directamene a lo mas alto, y dos torrenteras a la derecha, que no me parecen muy buenas para subirlas en esta primera visita. Demasiado verticales. Tal vez otro día. Este Caprus dista mucho de ser un cabrero mayor todavía.



Me quedo con el camino de la izquierda y lo subo corriendo en cortas etapas. No quería quemar más velas de las necesarias sin saber cuánto tiempo se iba a prolongar la subida.



No se me da mal, pero mis piernas acusan lo severo de un desnivel al que no están acostumbradas. Esto es diferente a subir la más dura de las cuestas en asfalto. Tras varios asaltos, y para sorpresa mía, así de rápido como lo cuento, me encuentro en la cumbre y de narices con la antena que corona el Cerro. Me siento desencantado y culpable. Me siento como si hubiera hecho trampas. Sin saberlo no he hecho otra cosa que subir atajando. Y sé que subir allí no es eso. No es así. Estoy seguro de que no es así como se sube. Me como la rabia y empiezo a disfrutar de las vistas.







Para compensar mi disgusto inicial, doy varias vueltas en la cumbre. Primero andando y luego corriendo lentamente. Aeróbico total. La cumbre es más llana de lo que a primera vista parece desde abajo.



En determinado momento, en una de las vueltas, me parece ver cómo se debe subir y bajar realmente del Cerro. ¡Ahí están las "zetas". Veo a alguien caminando por ellas y trato de ver dónde vienen a dar a la cumbre.



Sigo dando vueltas y vueltas parándome para disfrutar de las vistas. Parándome a menudo para tratar de reconocer lo que veía. Como si estuviera viendo una película que nunca había visto.







La carretera de Valencia. A la izquierda y fuera de la vista, quedan el C. C. La Gavia, y Santa Eugenia¡ Cuántas veces la habré pasado en coche y mirando de reojo al Cerro...! Pero ahora, ahora era distinto. ¡Ahora me encontraba en él! ¡En todo lo alto! No sé el tiempo que pude pasar allí arriba, pero me dije que bajar no podía ser igual que la subida. La bajada había que currársela. Y ya tenía claro por dónde hacerlo y cómo terminar. El objetivo se ve vien en esta última foto. Había que llegar a ese pasillo de tierra que llevaba al pinar de Santa Eugenia, cruzarlo, cruzar la pasarela y dar trotar por las calles de Santa Eugenia para hacer un poco de "turismo" y volver al coche.
Había otra gran verdad para dar esa vuelta. Empezaba ya a sentir un poco de hambre y había que encontrar dónde comer algo.

Grabé un par de vídeos y me dispuse a bajar. Pero a bajar por donde había que hacerlo, claro.



Por un momento creí que me había vuelto a equivocar, porque este cuchillo de tierra de pronto se puso ascendente. Pero nada más que por un momento. Logré no desorientarme mucho, cosa que no es muy habitual en mí y logré el objetivo previsto.



Ahí quedaba el Cerro Almodóvar. Había terminado saliendo junto a la valla que se ve a la izquierda. ¡Por ahí es por donde hay que subir si se quiere hacer "legalmente". Ahora ya lo sé para la próxima. De todas formas, también sé que hay otras "zetas" por otra parte y por las que subiré en otras incursiones. De paso descubro otro sendero sinuoso que también sube directo a la cumbre.


Ahora, es el momento de poner rumbo al pinar de Santa Eugenia... Ahí vino un momento divertido que se verá mejor en un video que subiré más adelante.

Tras cruzar el pinar y la pasarela, el monstruo, la bestia, que ya no me parece ni tan bestia ni tan monstruo, quedó atrás.



Me acerqué al coche primero para beber unos tragos de isotónica antes de seguir, y pude ver esto en el termómetro del salpicadero...


Me costó creerlo. No era consciente de esa temperatura. En lo alto del cerro, corre una brisa agradable que alivia en gran medida. Tal vez fuera por eso.

Aquí dejo de momento la crónica de la jornada de ayer. Sólo es el segundo capítulo de cuatro. Por algo digo que fue un tetra entrenamiento. Quedaba por hacer todavía. Ahora me quedo con la buena impresión que me ha dejado este Cerro de Almodóvar y con la confirmación de que mi rodilla se encuentra perfectamente tras la caida de hace unos días.

Estoy convencido de que este cerro y yo vamos a ser muy buenos amigos en el futuro.

Continuará...