sábado, 22 de agosto de 2009

Con alas en los pies

Semana 9 de 10. 4 sesiones de 14x1x2, que tendré que hacer consecutivamente. No me queda margen para días de descanso. Los horarios de trabajo me han superado desde el Lunes y entre eso y el calor, que no cesaba ni por la noche no ha habido forma de encajar los entrenos.

Terminaba los días con aquello de "a ver si un poco más tarde...". Pero no había forma. Terminaba quedándome dormido o no conseguía madrugar lo suficiente, porque entrando a trabajar a las 6:30 de la mañana, tampoco puede hacerse mucho más. Sin embargo… el Jueves sí que pude hacerlo. ¡Qué maravilla lo que sentí ese día después de 4 de descanso!

Me desperté a las 4:30 de la mañana. Y yo cuando me despierto, me despierto de verdad. Entraba a las 07:00 a trabajar. Me levanté, tomé como desayuno un zumo de naranja mientras me despejaba. Tardé bien poco en decidir que ese era el día y el momento. Preparé el frac de correr, zapatillas y calcetines, me duché, y una hora después estaba camino del trabajo. Aparqué, dejé las llaves a un compañero, y a las 6:00 de la mañana estaba trotando por la zona de Emilio Muñoz y García Noblejas camino de la calle Arturo Soria.

¡Qué pleno! ¡Qué suelto me sentí! ¡Qué entero! Quitando los entrenos a pie de playa en Julio, es el entreno en el que más he disfrutado y en el que más me he divertido. Todas las calles para mí. Sin agobios, sin prisas. Y lo más importante, los 24º de temperatura. Eso fue lo máximo de todo. ¡24º! Qué diferencia entre correr a esas horas y con esa temperatura y no con los treinta y tantísimos de horas más tardías. Sudé igualmente porque había que sudar, pero sudé a gusto.

Entré a trabajar envuelto en una nube de lo bien que me sentía. Tras lavarme y echando de menos una buena ducha, tuve la sensación de que la jornada se me haría más corta y así fue.

Ayer Viernes, otro tanto de lo mismo con 25º. Hoy trabajo de noche y me he levantado algo más tarde, pero a las 10:00 estaba trotando por Moratalaz con 28º. Unos pocos más pero igualmente llevaderos. Sólo dos horas después el termómetro marcaba los 35º. Y a las 6:00 de la tarde cuando iba para el trabajo ya marcaba los 38º. Me he acordado de los que hoy iban a correr en Villarejo de Salvanés seguramente en las mismas condiciones que los que corrimos en Colmenar de Oreja la semana pasada. Y eso, a pesar de que al contrario que aquella, esta de Villarejo es a las 19:00 horas. No les envidio para nada.

En resumen, que me voy acercando al final de este ciclo y cada vez me siento mejor. Siento literalmente alas en los pies. La última semana, la del 24 al 30 de Agosto, coincide con mi cumpleaños. Tengo en mente hacerme un regalo para mi día 24.

4 comentarios:

  1. Me alegro por tí, Pepe. Tener las buenas sensaciones que dices haber experimentado es como elevarse hasta más allá de las nubes, alejarse un millón de kilómetros de este mundo y tocar la gloria y la máxima felicidad, en el caso de que exista, con la punta de los dedos. Siempre es gratificante y espejo en el que mirarse leer una crónica como la que has escrito hoy, tan repleta de optimismo. Adelante y que no decaiga la fiesta. Un abrazo.

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  2. Muchas gracias, Manuel. ¡Siempre ahí!
    Creo que con estas impresiones siempre nos contagiamos un poco todos nosotros unos a otros. El que las tiene las comparte y el que no, sale a buscarlas.

    Que pueda seguir adelante con este optimismo como tú dices, y que ahí estés tú para verlo, compañero.

    ¡Un abrazo!

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  3. Me alegro mucho Pepe, seguro que esas alas que te han salido te ayudan a comenzar la temporada con buenas sensaciones...cuando uno corre y se siente bien es lo mejor del mundo.

    Un abrazo
    Quique

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  4. Subidón, Quique. Creo que así es como se llama eso que se siente. ¡Subidón! Por lo menos es lo que yo siento.

    ¡Y tú que lo veas, compañero!

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