miércoles, 6 de abril de 2011

Minutos de solysombra


4:45 Suena el despertador. Le digo que no. Le pido prórroga hasta las cinco y me la concede. A las cinco no hay más concesiones y me levanto. Tras cumplir con la rutina diaria, desayuno, aseo y paseo a Luna, conversación íntima con mis piernas. “¿Estáis dispuestas?” - me contestan que sí. Decido que no hay más que hablar. Tomo un vaso de zumo de naranja de un tirón y repaso los lazos de mis zapaillas. Mochila a la espalda. Engancho el cierre de la cintura, me aseguro de su fijación, me despido de Luna y salgo por la puerta. Son las seis menos diez, el reloj ha pegado un salto en mi contra. Se me ha ido más tiempo del previsto y me veo acorralado. Tendré que apretar a base de bien porque entro a las seis y media…


Al grano: 21 minutos de carrera contínua. Son las seis y diez en la puerta del trabajo fichando en la entrada. Las naves están salvadas. Queda el tiempo justo de asearme un poco y cambiarme para relevar.

Parece algo y apenas han sido poco más de tres kilómetros. Normalmente han sido cuatro, pero he ido atajando todo lo que he podido porque tenía miedo de la hora que era y de que surgiera algún contratiempo para el que no había tiempo.

La vuelta a casa ha sido diferente. Cinco kilómetros desde el trabajo hasta el colegio de Miriam en García Tapia – ya casi en La Elipa -. Eran las tres de la tarde. Sí, hacía calor, pero he pasado de él olimpicamente. A mi ritmo.



Preparándome para salir a eso de las tres de la tarde...

Bajando por Francisco Largo Caballero para encarar la subida de Daroca que lleva a Fuente Carrantona, hasta llegar a García Tapia para bajar dirección Elipa. Poco antes de llegar al colegio, se han cumplido los cinco kilómetros que estaban estipulados para el entreno de de hoy. He bebido una jartá de agua y me he empapado la cabeza a base de bien.



Mi fuente salvadora...

¡Qué bien sudada ha quedado la camiseta de Coslada recién estrenada! ¡Y demonios! ¡Qué bien me sentía yo! Sobre todo venciendo una vez más esa subida de Daroca. ¡Cómo me llena esa cuesta! Han sido 34 minutos intensos, 170 de máxima, 155 de media. El tiempo, más que discreto, una media de 6:47 x K. Creo que adecuado a la temperatura. A Jan me hubiera gustado ver por allí, jejeje… Una vez más desactivé el chip del calor y no dejé que la temperatura hiciera mella en mí. Ha tenido que rondar los 30 grados, porque más tarde, a eso de las siete, he visto 31 en una marquesina en Ventas.







En paz conmigo mismo. En paz con el mundo. Me gusta correr.

8 comentarios:

  1. Que bien aprovechas el tiempo Pepe, y sobre todo mi cuesta de Daroca (que no es de Daroca, que es nuestra).
    ¿Recibiste mi mail?

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  2. Eso de poder cambiarse en el curro es una maravilla. Si yo pudiera me bajaria y volvería a casa corriendo, sin dudarlo.

    ¿A las 5 de la madrugada? Vamos, le meto una hostia al despertador que no vuelve a sonar por miedo en 10 años... juas.

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  3. Dani, pues esta mañana vha sonado a las 4:30, jejeje... Y no le he dicho que no.
    Pero hoy a pedales. Hoy toca bici.
    Oye, un placer conocerte el Domingo personalmente. ¡Ya era hora!

    Raúl, a veces se consigue sacar de donde no hay. Yo puedo sacar hasta petróleo si me lo propongo.
    Estamos en contacto. Recibí tu correo.

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  4. El calor aprieta.. las pulsaciones se aceleran... Llega el MAPOMA.... Corres este año, Pepe...??

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  5. Pepe desde luego eres un maestro de la administración del tiempo.

    Un fuerte abrazo

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  6. En paz contigo mismo: no necesitas nada más; es lo máximo a lo que uno puede aspirar; un abrazo y a seguir así de bien.

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  7. 30 grados, vaya caca, eso no es calor ni es nada... que estoy en fase de mentalizacion...

    a mi dame 50 grados para que empiece a notar algo de calor...

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