lunes, 18 de abril de 2011

Zoología del Maratón ( y III )


Nota: Antes de leer esta entrada, se ruega leer las dos anteriores con el mismo titulo y por su orden. Gracias. 

Escuchas una cuenta atrás allí delante y… ¡Pistoletazo de salida! Aún no puedes moverte del sitio. Tardarás en hacerlo. La cantidad de corredores que hay delante de ti es inmensa. Pero tú sientes como si ya estuvieras corriendo y no dejas de saltar para no enfriarte. Por fin puedes dar unos pasos, luego ya un ligero trotecillo que gradualmente irá en aumento. Después de unos minutos ya puedes decir que estás en marcha y corriendo. Las mariposas de tu estómago se van aplacando. Ahora, lo que sientes es que estás en una nube. Todo lo que ves, tiene su puntillo de irreal. Porque alguna vez has podido verlo desde fuera y como testigo. Pero ahora lo estás viendo desde dentro y como protagonista. ¡Porque tú eres el protagonista! Ya no eres ningún invitado. ¡Eres el artista principal de aquello por lo que tanto has luchado!

Van pasando los kilómetros… Tardas en dejar de sentir que estás en una nube. Van cayendo los primeros kilómetros con una comodidad insultante. Algo que por otra parte es engañoso y hay que saber controlar. En ningún momento debes dejar de pensar que estás corriendo un Maratón y no un diez mil o un Medio Maratón. Si no controlas eso, puedes acabar pagándolo caro más adelante, Ritmo regular y constante. Sin alardes. Quieres terminarlo y puedes conseguirlo si controlas eso. Cabeza, cabeza, recuerda… Hasta el diez y hasta el veinte, te ves siendo el mismo de siempre. Te ves fuerte, seguro, capaz. Recuerda que hay algo infalible y es que a partir del treinta, es cuando empieza el Maratón. Y para eso, aún faltan diez. Dosifica las fuerzas, mantente firme pero siempre con cabeza. Te queda más de la mitad de la carrera. Y depende de cómo lo hagas a partir de aquí, para que siga siendo una fiesta o deje de serlo.

Te sitúo ya en el kilómetro treinta. Sé que eso es mucho correr, pero debo abreviar un poco. Ahora notas que tus fuerzas no son las mismas. Estas pisando terreno que ya es desconocido para ti. Traspasas una frontera nunca alcanzada hasta ahora por tus piernas. Empiezas a ver lobos y tiburones en cada recodo, que se empiezan a alimentar sin piedad de tu cansancio. Mal que bien, si te empeñas, logras darles esquinazo. Te sigues manteniendo firme. Llegas al mítico kilómetro 32. Sólo han pasado dos kilómetros, pero te han parecido algo más que eso. Los diez que quedan, también tienen otra dimensión. Es como si tuvieran un metraje distinto, un extra que los hace más largos. Has de ser valiente a partir de ahora. El Maratón acaba de comenzar para ti.

Dicen los entendidos que en el K32 es donde habita “el tío del mazo”. Algunos consiguen ni verlo. Yo soy de los que dicen que existe. Lo vi. De ti depende no verlo y darle un rodeo. Es implacable. Logra hacerte ver las cosas muy pero que muy negras si le dejas hacer lo que se propone. Tus pensamientos positivos han de ponerse en marcha a pasos más agigantados que tus zancadas. Sólo así conseguirás seguir adelante.

Estás en el kilómetro 35. Sientes pirañas mordiéndote las piernas. Vas agotando las fuerzas que te han mantenido para llegar hasta ahí. Y a partir de ahí has de tirar muy mucho de tu garra y de la reserva que te queda de voluntad y cabeza. Es fácil decirlo, pero hacerlo… sólo lo sabe el que está en la situación y ha llegado hasta ahí. ¡A tirar de nuevo de pensamientos positivos! Pensamientos que te motiven. Dale la importancia que merece a lo que has dejado atrás y no a lo que te queda por delante. ¡Piensa en eso! Sólo quedan siete kilómetros… Piensa: “¿Cuántas veces no habré hecho yo siete kilómetros entrenando?” ¡¡Muchas!! ¡¡Infinidad de veces!! De acuerdo, estos siete kilómetros no son los mismos de otras veces. No, no lo son. ¡Claro que no lo son! Pero siguen siendo sólo siete. Y son los que te separan de la gloria que has venido a buscar. ¿No merece la pena vencerlos? ¡Claro que sí! ¡A por ellos!

36,  37,  38… No, no te voy a decir que lo tienes hecho. Esa es la apariencia. No te voy a engañar. Ahora son hienas las que sientes mordiéndote los talones y desgarrando la alegría que te había acompañado hasta aquí. ¡Sé positivo! ¡Sacúdetelas de encima! ¡Enséñalas quién eres y con quién se la están jugando! ¡Tú puedes! Siempre hay alguien que te está esperando en la Meta. Métete eso también en la cabeza.

39… Las hienas quedan atrás. Ahora lo que vas a encontrar dinosaurios que descargarán sobre tus hombros todo su peso, dragones que te lanzarán llamaradas desde cada esquina. Incluso desde el suelo si el día es caluroso. Es cierto, parece que no tienes piernas ni para mantener tu propio peso… Piensa que como todo, es sólo una sensación. ¿Y dónde están las sensaciones? ¡En la cabeza! Esa es la que debe empezar a correr ahora, y no tus piernas. ¡Cabeza, cabeza, cabeza…!

Tres kilómetros para la gloria. Incluso menos y te diré por qué. Repítete la pregunta de antes. ¿Cuántas veces no has corrido tres kilómetros en tus entrenamientos? ¿Cuántas? Visualiza la meta, visualiza lo que son tres kilómetros en alguno de tus recorridos habituales… ¿A que consigues verlo de otra forma? ¡Pues claro! Adelante, desde que has empezado a ver esos tres kilómetros en tu barrio, ya has recorrido unos metros. Unos metros menos que te separan de la Meta.


Seguirás encontrando dragones a tu paso, pero...
Aplicándote, consigues llegar al kilómetro 40. Estás rozando la gloria con la punta de los dedos. ¡Dos mil metros te separan de ella! ¡Es tuya! ¡De nadie más! ¡Tuya! ¡La tienes ahí! Esperándote con los brazos abiertos. La hueles, empiezas a oler la Meta. Acoge los aplausos y los ánimos que te lanza el público. Se rinden ante tu esfuerzo y te admiran. Siente esos aplausos como pequeños empujones, porque te van a llevar hasta la Meta en volandas.

41… ¡Ahora sí que te lo digo! ¡Lo tienes hecho! ¡Lo tienes hecho! Cubre lo que te queda con tranquilidad. Es el kilómetro del disfrute. Y como te dije antes, mide menos que el resto. ¿Por qué? Porque a falta de 500 metros más o menos, desaparecen las malas sensaciones que hayas podido tener hasta ahí. Desaparecen por completo, y vuelven a reaparecer las mariposas en el estómago. Y sientes que renacen, que renaces. Ya no eres tú el que corre, es el público el que te lleva. Y te sorprendes a ti mismo apretando incluso el ritmo. Ves al fondo el arco de Meta y te lo quieres comer. Saludas aquí, allí… ves caras conocidas… quisieras abrazar a todo el mundo… Eso es la gloria. Disfrútala, porque se te quedará grabado para siempre y tu vida será distinta a partir de ahora.
 Sonia cumplió hoy 17 de Abril su sueño de ingresar en la selecta elite de corredores populares que son Maratonianos. ¡Felicidades, Sonia! ¡Disfrútalo!
Y cruzas la meta. Querrás gritar… ¡Grita! Querrás llorar… de alegría… ¡Pues llora! ¡Suelta lo que llevas dentro! ¡Has vencido! ¡Te has vencido a ti mismo! ¡Eres el Campeón! ¡Enhorabuena! ¡Has terminado tu Maratón!
¿Y sabes qué? Llegará el momento en que te olvides de toda la fauna que se te ha cruzado en la carrera... y querrás repetirlo. Por mal que lo hayas podido pasar, querrás repetirlo. Y por favor, haz una última cosa: nunca tengas en cuenta el tiempo invertido en  tu primer Maratón. Quédate sólo con que lo has terminado, que es lo que realmente importa.
¡Enhorabuena, Campeón! ¡La gloria es tuya! ¡Eres Maratoniano! Y eso lo pueden decir muy pocos.
NOTA: Especial recuerdo y dedicatoria a mi maestro y padrino de Maratón Rafael Gonzalez Martinez y al buen baño de pensamientos positivos al que se vio obligado a darme el año pasado, para someter a esos dragones que te empujan al abandono en ciertos momentos, y que me llevó de la mano hasta la Meta de Mapoma 2010.
Este año, con el oficio que le caracteriza ha cumplido con su 29º Mapoma.
Siempre agradecido, maestro. Siempre serás un figura.


6 comentarios:

  1. Gracias, muchas gracias Pepe, no me pongas estas cosas jodio, que estoy "sensiblero" (ya sabes como soy) estos días.
    Un alegron verte y darte un abrazo ayer, ni te imaginas en Retiro que subidón ver a la gente que te espera y encontrarte allí.
    Nos vemos "maratoniano", n ose te olvide que también eres del club de los"zumbaos" que corremosen zapatillas.
    Un abrazo grande Pepe.

    ResponderEliminar
  2. BRAVO PEPE...

    Pensamientos en voz alta, y que das de pleno para cada uno que intentamos realizar esta aventura...EL MARATON.

    UN ABRAZO

    ResponderEliminar
  3. Rafa, lo que es verdad, es verdad y no tiene otro nombre. Eres muuuuuuuuuuu grande.

    Gracias, Javi. Lo intenté. sé que lo has leido. ¡Gracias, valiente!

    ResponderEliminar
  4. Jo, menuda entrada! Casi lloro de emoción! Me ha encantado. Aunque todavía quiero esperar para dar el salto a esta gran y respetable distancia, leyendo tus entradas dan ganas de lanzarse a preparar y cumplir un sueño así. Gracias por compartirlo.
    Un placer conocerte en persona el domingo y espero que disfrutaras tus 10 km.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  5. Bueno, Yolanda, ese es también un poquito el propósito de lo que he escrito. Motivar para intentarlo. Al menos para intentarlo o entrar un poco a ver de qué trata esto del Maratón.
    Hay mucha gente que ni sabe lo que es ni cuántos kilómetros tiene. Créetelo. "¿Pero cuántos kilómetros tiene eso?" me preguntan muchas veces.

    De mis diez mil disfruté a pleno pulmón. De cabo a rabo. Conseguí mi objetivo que era volver a bajar de la hora.

    Un beso. Seguimos en contacto.

    ResponderEliminar

Pepemillas espera tu opinión