Noa
Con nosotros, conociste la montaña, la playa, la nieve, ríos, pantanos, campos, praderas, apenas te ha quedado terreno por pisar con nosotros. Tu ibas donde fuéramos todos.
Te gustaba el agua. ¿Qué voy a decir del agua, si te bebías hasta las olas en el mar?
Me diste lecciones de humildad, de generosidad y de falta de rencor que espero no olvidar nunca. Pero claro, tú eras una perrita. La mejor que he conocido nunca. Yo, sólo soy un humano. Ahí puede radicar una diferencia importante.
Se te está echando en falta desde el primer minuto. La casa ahora es más grande que antes de haber entrado tú en ella. El silencio en casa es insoportable. No oír tus uñas cuando caminabas por cualquier rincón, insufrible. Tus ronroneos, tus ladridos provocadores, nos faltan a todas horas…
Noa, la amita me dijo anoche que ayer hubieras cenado macarrones con tu pienso. Esa mezcla que te gustaba tanto. Te volvía loca la pasta. Será por eso que yo hoy tengo doble ración. No creo que me la coma porque no tengo estómago, ¿sabes? No lo tengo. Lo que tengo, lo que tenemos todos es un desgarro que nos coge todo el cuerpo.
Miriam, te ve en el cielo, con su tío José Luis. Piensa que ahora le lamerás a él las orejas como me las lamías a mí cuando te decía “Noa, besito”. Creo que de entre todos sus peluches, eras su peluche favorito. El peluche que la despertaba por las mañanas haciéndole cosquillas. El peluche que dormía a sus pies.
Ana, como yo, echa de menos aquellos forcejeos de fuerza bruta luchando por tu pelota o por tus huesos de goma. Esos juguetes que escondíamos debajo de nosotros poniéndonos en el suelo bocabajo y que tú rescatabas embistiendo con tu hocico sin rendirte. Incansable.
La guitarra que tengo de pie en el respaldo de la mecedora del salón junto a la ventana, tendré que cambiarla de sitio. No puedo verla ahí. Me recuerda cuando tú te ponías de pie apoyándote con las manos en el borde y sacabas a husmear el hociquillo.
La guitarra que tengo de pie en el respaldo de la mecedora del salón junto a la ventana, tendré que cambiarla de sitio. No puedo verla ahí. Me recuerda cuando tú te ponías de pie apoyándote con las manos en el borde y sacabas a husmear el hociquillo.
No puedo ver la ventana del salón cuando llego a casa, porque sé que no te voy a ver asomada a ella viéndome bajar del coche. ¡Qué bien conocías el claxon de nuestro coche! No tardabas ni cinco segundos en asomarte cuando yo llegaba y lo hacía sonar con aquél pitido especialmente personal.
Es extraño llegar a casa y no verte salir a recibirnos. Es extraño irme por las mañanas siendo el primero en salir de casa y no tener de quién despedirme ni a quién darle una galleta y unas caricias. Es extraño…
Es extraño ponerme a desayunar y no sentir el peso de tu cabeza en mi muslo esperando recibir algún trozo de magdalena o de galleta.
Ahora soy yo el que tiene que coger las zapatillas cuando llego a casa o cuando salgo a correr, porque no tengo quien me las traiga… Ahora no tengo quién me las vigile…
Y perdóname Noa, pero no puedo seguir. Tú sabes por qué. Ahora ponte panza arriba, porque te voy a acariciar un buen rato como a ti te gustaba.
Cuanto más he conocido a algunas personas, más te he querido a ti.
Te has ido, pero te has quedado para siempre en nuestros corazones.
Noa, gracias. Gracias por todo lo que nos diste.
Cuanto más he conocido a algunas personas, más te he querido a ti.
Te has ido, pero te has quedado para siempre en nuestros corazones.
Noa, gracias. Gracias por todo lo que nos diste.
Noa
Diciembre 2006 - 4 de Mayo de 2009
Adoptada por nuestra familia en
Asociación para el Bienestar de los Animales
Regalo recibido de una excelente
diseñadora gráfica, Zulma.
Gracias, amiga.
Jose: Ahora entiendo el desgarrador mensaje que dejaste el otro día. De corazón que lo siento y de corazon te digo, que me has dejado sin palabras. No se que ponerte, solo daros mi apoyo. Me puedo imaginar lo que estais pasado. El cariño que da un animal, no lo da mucha gente.
ResponderEliminarJOSE, UN ABRAZO.
Sabía que lo entenderías. tú tienes perro y sabes lo que es. Tienes a Kira.
ResponderEliminarAmbos sabemos lo que es tener una perra.
Muchos que no saben lo que es no pasarán más alla de decir: "¿Y todo esto por un perro?"
No, un perro no, uno más de la familia. ¿Verdad, Miguel?
Gracias, Miguel. Un abrazo como siempre. Lo vamos llevando. No queda otra.
He tardado unos días en tener la tranquilidad necesaria para poner esto aquí.
ResponderEliminarOcurrió el 4 de Mayo. Maldito Lunes.