lunes, 4 de mayo de 2009

¡Vamos a correr!

Muchas veces decimos... "Hoy he hecho el entrenamiento de mi vida" o... "He entrenado como nunca..." Y puede ser verdad. Las sensaciones y el crono en ocasiones, no engañan.

Hoy, yo puedo decirlo. He hecho el mejor entrenamiento que haya hecho nunca. El mejor que podía desear. El que nunca creí que podría llegar a hacer. El mejor entrenamiento de mi vida. Hoy, día de la madre, mi mujer se ha levantado y ha dicho antes de desayunar: “¡Vamos a correr!".

Ni que decir tengo, que de primeras me lo he tomado a broma. Pensé que estaba bromeando y no la hice mucho caso. Yo había salido a las 6:30 de la mañana de trabajar, y por unas cosas o por otras, el caso es que para las 10 y pico de la mañana en que se ha levantado ella, aún no me había acostado. De hecho me disponía a hacerlo cuando ella ha asomado la cabeza por la puerta de la cocina. Yo estaba tomando un café.

"Que lo digo en serio" decía tratando de convencerme. "Querrás decir a caminar, ¿no?", pregunté yo incrédulo. A ella le gusta mucho caminar. Largas caminatas a buen paso nos hemos hecho muchas veces por el carril bici arriba y abajo. Yo seguía convencido de que era de eso de lo que me hablaba.
"Que si, que yo hablo de correr. Vámonos a correr" Jamás creí que yo le oiría decir esas palabras a mi mujer.

"Hasta que no estemos en la calle no me lo creo. Pero ve desayunando que preparo mis cosas" Me contestó que no iba a desayunar. "Me como un plátano y nos vamos" Yo no terminaba de creerme lo que estaba oyendo. Aquello me sonaba a música. En esto, la pequeña que ya llevaba tiempo levantada, lo oye y dice que también se viene a correr. El Viernes tiene una competición en el colegio y quiere que la entrene. ¡Ja! ¡Quiere que la entrene yo!

Cuando ya termino de prepararme y vuelvo a la cocina vestido para la faena, me encuentro a mi mujer lista y en chándal. Casi me da algo. “¿Entonces no es broma?” la pregunto. ¡Venga, tira que se nos hace tarde!”
Y yo... “Vale, vale…”

Total, que ya un rato después y ya en la calle los tres, me he visto de golpe y porrazo en el papel de corredor paquete, entrenador y asesor de estiramientos. Todo a la vez.
Antes de llegar al carril bici, ya comenzamos a trotar suavemente. Muy, muy suave. Ahí empiezo a aconsejar a mi hija Miriam de 9 años a cerca de cómo llevar y mover los brazos en carrera.
Jajaja… me río pero es que me oía a mí mismo y no me lo creía… A mi mujer, explicaciones de cómo respirar para no fatigarse... ¡Alucinante!


Isabel y yo trotando juntos...


¡Ambas aguantaron 12 minutos! Mucho más de lo que yo esperaba. Ahí empezó mi charla sobre la combinación de correr y andar alternativamente. Recuperado el aire, otros 10 minutos de trote tan suave como un rato antes. La pequeña dice que ya tiene suficiente. Creo que hizo más de lo que debía. Nos paramos de regreso a casa en los aparatos del carril bici de Fuente Carrantona. Allí, sesión de estiramientos. Han sido muy buenas “alumnas”. Han escuchado bien los consejos del “profesor” y han hecho bien sus deberes. No hacían más que venirme a la cabeza las caras de Kike y Emilio del GGM. iSi me hubieran visto en ese papel de “entrenador”! ¿Qué habrían dicho?


Miriam, permitiéndose el lujo de "escaparse"

De vuelta a casa, me dicen que se ven con ganas y que quieren más. Nos ponemos a trotar un minuto y andar otro. Muy contentas las dos. ¡¡Pero yo más!! ¡¡¡Mucho más!!!


Con Miriam...

Lo bueno es que al llegar a casa, mi hija mayor (17), Ana, dice que se apunta a la próxima salida. Se había levantado tarde y se la perdió. Y mi mujer dice que esto lo vamos a repetir a menudo.

¡Lo que habré soñado con que

esto ocurriera algún día!

No sé cómo explicar lo que he sentido esta mañana, pero por si acaso, me llevé el móvil para inmortalizar la sesión matutina con unas pocas fotos. Ahí quedan para siempre.


Y no quiero dejar de repetir que: Hoy he hecho el mejor entreno de mi vida, porque lo he hecho en familia. Y sensaciones físicas a parte, nunca me había sentido mejor. Una mañana de Domingo para no olvidar.

2 comentarios:

  1. Este creo es el sueño de todo corredor. Yo le digo a Carmen que envidio los domingos por la mañana cuando voy trotando por la orilla del mar y veo a las parejas pasar por mi lado trotando.
    Eso si, ten cuidado porque una vez fui con mi mujer y mi hija a correr y las queme tanto que ya no quieren volver a salir conmigo.

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  2. Tú lo has dicho, compañero.
    ¿Sabes que ayer Martes salieron a correr sin mí? Mi mujer y mi hija mayor.
    Me llamó mi mujer por teléfono al trabajo para que le aconsejara lo que debía de hacer hoy.
    Han hecho 20 minutillos en dos tandas de 10.
    No puedo pedir más.

    Las cuido cai, ¡claro que sí!

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